Quinta-feira 2 Abr 2009, 4h:45
Se lo debemos a Simon & Garfunkel. Ellos son los responsables del entusiasmo que llevó a Elvis Perkins a aprender a tocar la guitarra clásica. Si a eso le añadimos estudios en Nueva York, una serie de tragedias de gran calado mediático y otras vivencias, quizá podríamos dar, en mayor o menor medida, con Ash Wednesday el debut de Perkins en 2007. Después llegaron un par de singles más y un segundo disco, Elvis Perkins in Dearland, junto a su banda en marzo de este 2009, del que ahora se deriva esta sutil visita a la sala Sol de Madrid. El próximo martes 7 de abril es el día.
Desde que hace unos años resurgió de sus cenizas fortalecido el concepto de “cantautor”, el fenómeno folk no ha dejado de darnos sorpresas. Primero – y estos los de mi generación no lo vivimos – serían Van Morrison o Bob Dylan, después Jeff Buckley y cía, y ahora es el turno de grandes como Micah P. Hinson o José González. Queda claro entonces que una tercera generación folkista ha nacido, y tal como dictan los cánones, parece sincera, sensata, honesta y tal vez también estigmatizada.
Perkins es un claro ejemplo de ello. Cuando en 2007 debutó con Ash Wednesday dejando perpleja a la crítica musical, ya sabíamos que algo grande estaba cociéndose. Los seis minutazos de While you were sleeping bien valían un aplauso además de una pálida y triste sonrisa, un resquebrajado cuadro de dolor que, no obstante, después sería incluído…
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